¿Por qué la lectura es importante para nosotros? Puede ser porque nos saca de nuestra realidad, porque nos ayuda a comprender nuestro entorno, porque nos sentimos identificados… 

Por eso, el Ministerio de la Cultura y Juventud realizó la primera Fiesta Nacional de la Lectura del 18 al 20 de noviembre en la Antigua Aduana. 

Entre tantos puestos y tantas librerías, nos encontramos con el proyecto de Daniel Matul, un proyecto del reencuentro. 

Se trata de un proyecto que, por medio de la literatura, ayuda a las personas presas a reencontrarse. Comenzó en el año 2016 y ha mantenido 3 etapas: 

  • del 2016 al 2018: fue una etapa personal. Daniel iba solo, con sus recursos que podía llevar por donaciones de amigos.
  • del 2018 al 2022: fue una etapa institucional en la que la Universidad Nacional (UNA) facilitó recursos para el proyecto y lograron producir varios conceptos como un disco musical, en el que músicos ticos como Luis Montalbert, Pedro Capmany y Guadalupe Urbina hicieron los arreglos y la música convirtiendo los poemas en canciones, y ediciones de poemas más robustas. 
  • Etapa actual: es una etapa integral ya que se presentaron al Sistema Nacional de Bibliotecas de Perú una pedagogía que ellos llaman “del reencuentro”. 

Daniel nos contó que para comenzar con los talleres de escritura, hicieron un recorrido para conocer la cárcel y luego adentrarse a profundidad en este lugar con el fin de educar a través de la poesía. 

¿Por qué se llama pedagogía del reencuentro? Porque las personas partícipes del proyecto logran reencontrarse con ellas mismas, con sus familias y con la sociedad. Gracias a este proyecto, los convictos se logran dar cuenta que no estaban lejos de la sociedad tal y como ellos pensaban y que hay un lugar en esta al que pueden volver. 

¿Quién soy yo? ¿Soy yo el que cometió un crimen o el que escribe poemas? Comienzo a descubrir un nuevo ser humano aquí dentro.

En cuanto a los talleres de escritura creativa se tocan temas de derechos humanos, la ternura, el amor, el género, la familia, entre muchos otros. Todo lo que hablan y lo que ven tiene que estar en un texto escrito. Los participantes comenzaron con palabras porque muchos no sabían leer ni escribir; de eso, pasaron a pegar oraciones, versos; y después, a pegar poemas. Daniel nos cuenta que un día aparecieron los muchachos con libros hechos con cartones y hojas que encontraron en la cárcel. Con esto hecho, comenzaron a escribir libros y con el tiempo, a compartir sus lecturas en espacios públicos. 

Dicen que la cárcel es un lugar horrible, pero estas personas encontraron la luz ahí. Ellos entran de una forma y salen de otra. 

Autora: Mónica Gallardo para Sensorial Sunsets