Celebración del Día del Libro en Costa Rica: las nuevas voces de la literatura costarricense
Fue el 23 de abril de 1616 cuando tres grandes de la literatura mundial murieron: Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega.
En 1995, en la Conferencia General de la UNESCO, los países miembros decidieron rendir un homenaje mundial a estos tres grandes, al libro y a los millones de escritores y obras literarias del mundo. Según la misma organización, “es una celebración para promover el disfrute de los libros y de la lectura”.
Desde entonces, cada 23 de abril, se celebra a nivel mundial el Día Internacional del Libro, una fecha instaurada por la UNESCO desde 1988 y una celebración que no pasa desapercibida en Costa Rica. Tradicionalmente para esta fecha, en el país se desarrolla el Festival Nacional del Libro y las Bibliotecas, con exposiciones, charlas y conversatorios. Esto permite, promover la cercanía entre lectores y escritores por medio de la presentación de libros, creando encuentros con ellos, así como lecturas públicas. Sin embargo, los últimos años se ha visto afectada por la pandemia y se ha realizado de formas distintas.
Rod Saturnine
Uno de los autores de la literatura costarricense que vale la pena resaltar, es Rod Saturnine, un autor cuya gran capacidad para contar historias de fantasía cautivó al público costarricense.
Fue gracias a la Feria del Libro de Costa Rica que el autor de la saga Ethisiel se dio cuenta del éxito de sus novelas, cuando, tras el anuncio de su participación en una firma de libros, vio cómo afluyeron gran cantidad de costarricenses. Por su parte, sus lectores esperaban encontrarse con un autor extranjero, pero quedaron sorprendidos al ver que Rod Saturnine era un costarricense de la Gran Área Metropolitana.
Este autor de imaginación desbordante nos cuenta que la persona detrás de su nombre artístico fue la que tomó la iniciativa de publicar sin miedo a ser juzgado bajo el seudónimo de «Rod Saturnine». Publicar bajo un relativo anonimato permitió que la historia hablase por sí misma. Una ventaja adicional no planeada del uso del nombre artístico, fue un mayor interés por parte del público general quien creía -erróneamente- que se trataba de un libro extranjero.
En Costa Rica no existe aún un sistema de editoriales y publicación tan consolidado para la literatura de ficción. Además, hay una creencia general de que los artistas locales no pueden aspirar a vivir de sus creaciones. Rod Saturnine nos cuenta que él pensó igual en algún momento, sobretodo porque ciertas personas cercanas le generaron inseguridad y dudaban de su capacidad a conseguir aquello que le apasionaba. Ahora, es él quien inspira a otros comprobando que sí es posible.
Inicios en la literatura
Saturnine inició la saga de Ethisiel con la novela La Luz al Final del Mundo. Su investigación sobre las editoriales en Costa Rica le indicaba que sería muy difícil que su obra fuera seleccionada debido a su género de fantasía juvenil, el cual es muy poco visto entre autores nacionales. Esto, junto con la convicción de que debía intentarlo, le llevaron a autopublicar la primera versión del libro. Sin embargo, tener un libro publicado no garantiza su distribución.
Para este siguiente paso, Saturnine tuvo que ir a tocar puertas, llevando copias a distintas librerías para ofrecerlo con la esperanza de que éstas tuvieran interés. La Librería Lehmann es la primera que decide abrirle las puertas, como parte de su misión de apoyo a los escritores nacionales, y allí es donde se comienza a dar la venta del libro. Desde ese momento, su popularidad ha ido en ascenso, con oportunidades en Ferias de Libros, firmas y otros eventos públicos que demuestran el cariño del público hacia la saga.
A partir de allí, surge una segunda etapa para Saturnine y Ethisiel. Al captar la atención del público, también capta la atención de una editorial recién fundada, la cual le ofrece la oportunidad trabajar juntos y llevar la distribución de La Luz al Final del Mundo a otro nivel, así como asegurar la publicación del resto de la saga principal con el apoyo de todo un equipo detrás. Algo interesante es que mucha de la popularidad de las novelas ha surgido de manera orgánica ya que, aunque Saturnine mismo inició páginas en redes sociales, no realizó grandes campañas promocionales. La novela inicial recibió mucho apoyo de distintos booktubers y bookstagrammers que corrieron la voz, creando confianza en aquellos que estaban considerando comprar el libro.
La obra nace como una metáfora sobre la muerte: el enigma que rodea este fenómeno inherente a la vida, genera miedo. Este concepto, es lo que inspiró al autor al preguntarse: ¿qué pasaría si la muerte, un ser inmortal, tuviera una hija mortal que tiene su tiempo contado? Esta es una incógnita que va mostrando que el dolor y el miedo son un efecto secundario ante el pronóstico de la muerte, es decir que este puede afectar el cuerpo, la mente y las emociones. Aquí, la hija de la muerte no tiene un recuerdo claro sobre su pasado, sin embargo, posee un instinto que busca encajar en el mundo de los espíritus. El destino, es quien se encarga de ponerla a prueba. Ante esta premisa, se llegó a pensar que la obra no iba a encajar dentro del género juvenil pero logró superar todas las expectativas, contradiciendo el mito de que los jóvenes costarricenses no leen.
Proyectos
Desde su concepción inicial, el mundo de Saturnine se ha expandido a siete novelas y un libro adicional de cuentos cortos de este mundo fantástico. Cuatro de las novelas siguen la historia de Clara, «la hija de la muerte», y su aventura adentrándose en Ethisiel. Las otras tres constituyen historias paralelas, con algunos personajes ya conocidos, que confluyen en la vida de Clara para el gran final. Actualmente, se han publicado las dos primeras novelas: La Luz al Final del Mundo y El Príncipe de Cristal, junto con el libro especial de cuentos cortos Vientos de Cambio. La tercera novela, La Oscuridad Sobre Mí, se encuentra próxima a su publicación.
Adicionalmente, para aquellos que no disfrutan tanto de la literatura pero les gustaría conocer la historia, se encuentra actualmente en postproducción la adaptación cinematográfica de la primera novela, titulada La Hija de la Muerte. La película fue producida por Sparkle Studio bajo la dirección y guión de Carlos Blanco con Rod Saturnine como co-guionista.
La literatura costarricense
En Costa Rica, las editoriales tienen líneas editoriales muy definidas pero están dispuestas a darle la mano a autores independientes. Para la promoción de nuevas voces dentro de la literatura, en géneros como cuento, novela, poesía, ensayo, crónicas, entre otros, el asesoramiento, los eventos de promoción y la promoción en redes sociales es la principal ayuda que brindan estas entidades.
Una de las mejores formas de acceder a editoriales, es por medio de la participación en certámenes. Hay al menos tres certámenes de literatura anuales que han lanzado la carrera de muchos autores. Lo más importante, como expresa Rod Saturnine, es tener una obra lista para enviar, no esperar a que sean anunciados antes de comenzar a trabajar.
Cualquiera imprime un libro de calidad, pero pocos alcanzan los estándares de un verdadero «best seller». En efecto, el camino entre la escritura y la difusión y comercialización es largo y tedioso. Tocar puertas y auto-promocionarse es la mejor opción para darse a conocer. Si bien en Costa Rica no se cuenta con un mercado tan amplio como en otros países con mayor industria literaria, siempre hay espacios para nuevos autores con voces únicas e innovadoras.
Angie Loveday y Zelda Walters en colaboración con Rod Saturnine
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