El tarot: una guía espiritual
Hay varios conceptos erróneos comunes acerca de las cartas del tarot, incluyendo que son tan antiguos como el mundo, originalmente del Antiguo Egipto, representado en los obeliscos de Babilonia. En realidad, a pesar de los intentos de encontrar huellas antiguas en la historia del tarot, no hay evidencia.
En Europa, las cartas del tarot aparecieron a finales del siglo XIV, habiendo llegado allí, probablemente del Imperio otomano, y se popularizaron a mediados del siglo XV. Se los conocía como «trionfi», «tarokki» o «tarok». De hecho, no tenían nada que ver con adivinar el futuro. La creencia mística del tarot apareció en el siglo XVIII, sobre todo gracias al escritor francés Antoine Cours de Gebelin. En su ensayo de varios volúmenes «El Mundo Primitivo», afirmó que las cartas del tarot se originaron en libros sagrados escritos por sacerdotes del antiguo Egipto. De hecho, de acuerdo con su teoría, las cartas alcanzaron Europa gracias a los gitanos.
Por otra parte, el Espiritismo en Costa Rica surgió a principios del siglo XX y fue seguido por reconocidas figuras de la élite intelectual y política. Esto, dentro del marco de la cultura católico-cristiana, milagros, votos y toda fuente que me revela la creatividad en la experiencia religiosa.
El tarot
Es una guía espiritual que permite visualizar lo que viene según acciones propias, ayuda para tomar decisiones y preparar situaciones futuras.
Se barajan las cartas mientras se pregunta lo que se quiere saber e intensionandolas sobre lo que quiero saber. El proceso en sí es simple, el cliente hace una pregunta en alto o para sí mismo. El intérprete, a continuación, coloca las cartas en un determinado número a fin de obtener una respuesta. Además, el adivino interpreta las cartas sacadas, basándose en los significados de los arcanos, nombre dado a las cartas en el tarot.
Cada una de las cartas tiene un significado diferente, por lo que hay que estudiarlas por separado y aprender a leerlas juntas
Estos significados se describen en los libros sobre adivinación, o simplemente el significado se extrae a través de la intuición. Por supuesto, el contexto es importante, la función del intérprete es responder exactamente a la pregunta de la persona a quien se hace la lectura.
Trabajo, amor, relaciones o situaciones futuras son algunas de las cosas que se pueden pedir en una tirada. Sin embargo, las preguntas con “debería” pocas veces permiten que las cartas de tarot ayuden porque estas preguntas quitan el poder de tomar decisiones propias.
La intuición, tu yo del futuro, ancestros, guías espirituales
Desde experiencias vividas, en una sesión, la aceptación es una de las formas más sencillas de armonizar la lectura de las cartas. Las emociones desempeñan un papel importante y logran hacer el viaje un poco más agradable y amable mediante la aceptación de lo que los guías espirituales tienen que decir.
Cuando esté listo para conectarse y trabajar con el tarot debe hacerlo en un estado mental y emocional de paz y armonía. Deben ingresar con una mente abierta y humildad. Porque en ese momento, las personas son solo un canal, una herramienta a través de la cual las energías más elevadas podrán comunicarse y aportar datos para poder ayudar en cualquier circunstancia. Es necesario desconectarse de las ideas preconcebidas y del ego.
Muchas personas pueden experimentar un sentimiento de tranquilidad y bienestar. En otras palabras, se sienten poseedoras de esta información que el tarot les proporciona. Mientras que otros pueden ir a la tarotista solo por diversión o jugar, y habrá personas que no lo necesitan en absoluto.
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En ocasiones, se tiene que aceptar las respuestas que no son de agrado, ya que se cree que todo lo que te pasa en esta vida es lo correcto y necesario para el aprendizaje y la evolución. Aunque también es verdad que el tarot es un instrumento que puede aportar luz a nuestra existencia, cada persona tiene libre albedrío, por lo tanto se puede cambiar lo que no nos agrada, mientras no esté sujeto a la ley del karma.
Steph Vega Acuña en colaboración para Sensorial Sunsets
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