Apicultura: el mundo de las abejas
Defender la apicultura campesina de la contaminación por transgénicos, agroquímicos y otros problemas que acarrea la agricultura industrial, llevó a que varios grupos de productores de miel se convirtieran en actores políticos. Así, resultan esenciales para sostener la lucha por el territorio y la preservación de las prácticas tradicionales.
En el mundo, las abejas son esenciales para los ecosistemas agrícolas. Ayudan a polinizar los cultivos, aumentando el rendimiento de los cultivos y manteniendo el equilibrio natural del ecosistema. Sin embargo, debido a la intensa labranza de la tierra en Costa Rica, los nichos en los que viven las abejas se han reducido o incluso destruido. Esto ha llevado a una disminución de las poblaciones de abejas y ha tenido un impacto negativo en la productividad agrícola. Para garantizar que las poblaciones de abejas se mantengan saludables y productivas, es importante proteger sus hábitats y crear nuevos nichos para que habiten.
En este apartado, la apicultora María Elena Naranjo Prado, con más de 10 años de dedicarse a la crianza, manejo y rescate de abejas, nos habla sobre el mundo de las abejas.
Abejas y su ecosistema
La apicultura está regulada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Los apicultores deben cumplir con las normas y reglamentos establecidos por el MAG a través de su oficina SENASA para garantizar que las abejas reciban el cuidado adecuado. Esto incluye la obtención de certificados oficiales para la cría de abejas, así como el cumplimiento de las normas específicas de cuidado de las abejas. El MAG ha establecido estándares para el cuidado de las abejas, como proporcionar un ambiente seguro, proteger su salud y garantizar que tengan acceso a fuentes de alimento. De hecho, los apicultores también deben cumplir con las normas sobre el uso de pesticidas y otros productos químicos. Estos estándares están diseñados para garantizar que las abejas se mantengan saludables y productivas, al tiempo que protegen el medio ambiente.
Las abejas de una colmena o de un apiario pecorean en una superficie promedio ocho kilómetros lo que puede abarcar terrenos cultivados por campesinos, o empresas agrícolas. Por lo tanto, un apicultor depende de lo que cientos de personas diferentes han decidido hacer con sus terrenos. Esta interacción es muy positiva cuando los vecinos cultivan plantas que proporcionan recursos para las abejas, como las que abundan en la milpa tradicional: fríjol, café, cítricos o tomate. Pero resulta desastroso cuando sus prácticas incluyen la deforestación, los monocultivos o el uso de insecticidas, ya que las abejas se quedan sin recursos e incluso se envenenan.
De esta forma, la agricultura intensiva va a evolucionar y a desarrollarse según modelos cada día más dependientes de la apicultura moderna e intensiva con abejas nativas.
No obstante, no hay que subestimar el efecto de la agricultura intensiva sobre la biodiversidad, donde resulta baja la conservación de los nutrientes por la lixiviación del terreno y la exportación de las cosechas. Es decir, el efecto de este tipo de agricultura sobre la nutrición y el equilibrio de las abejas insertas en estos ecosistemas agrícolas.
Sin embargo, el país tiene leyes, decretos, normas y reglamentos de diferente alcance social, que permiten la coexistencia armoniosa de la apicultura en los diversos escenarios de producción. De esta manera, mantiene la actividad, la integridad de colonias o ecosistemas, y en beneficio de la actividad de polinización de insectos para la producción alimentaria.
Una apicultura más orgánica
Hasta el momento es difícil certificar la apicultura orgánica en Costa Rica, debido a que normalmente el apicultor mantiene su apiario cerca de su casa o finca. Por lo tanto, en una extensión de parcela pequeña y menor al radio de 8 km, sería imposible que las abejas NO crucen territorio en el cual se cultive con agroquímicos. Es decir, la abeja no sabe cuál finca es orgánica y cuál no, solo va en busca del rico néctar de las flores. Lo que si se garantiza es que en Costa Rica, los apicultores usan productos específicos aprobados por SENASA para combatir cualquier enfermedad de la abeja, incluso se práctica el uso de plantas medicinales como orégano, romero, limón ácido, también las ella son sabias y en el bosque encuentran sus propios remedios.
María Elena Naranjo Prado
Aunque, también implica una cuidadosa observación y manejo del apiario para que sea un hábitat ideal para que las abejas prosperen. Al seguir estos pasos, los apicultores pueden asegurarse de que sus colmenas se mantengan saludables y productivas al mismo tiempo que protegen el medio ambiente.
En otras palabras, la obtención de miel orgánica es una actividad que requiere especial atención, una práctica casi escasa en Costa Rica, ya que es una tarea compleja donde los apicultores están dedicados a la producción de miel durante una parte del año. Esto, mientras exista el flujo nectario en el verano, en la época de floración. Por otra parte, la apicultura proporciona ingresos que no requieren la deforestación ni la destrucción de los recursos naturales. Entender cómo los cambios en la cobertura y uso de terreno afectan a las abejas y a la apicultura es de suma importancia para el desarrollo de la economía local y la conservación de la biodiversidad, de hecho no existe agricultura sin abejas, como tampoco abejas sin bosque una es bandera de la otra, hay reciprocidad de subsistencia.
Entonces, ¿cualquiera puede ser apicultor?
La apicultura es una experiencia gratificante y satisfactoria que puede acercarse a la naturaleza. Requiere una inversión de tiempo, dinero y recursos, pero vale la pena el esfuerzo. Sin embargo, hay algunas reglas y regulaciones que deben seguirse cuando se trata de la apicultura. Es importante comprender el cuidado que requieren las abejas antes de invertir en esta actividad.
Se trata de una actividad fascinante que ha existido durante siglos. Es una excelente manera de ayudar al medio ambiente, así como también de proporcionar miel deliciosa y derivados de la colmena para usted y su familia. Pero también es importante recordar que la apicultura debe realizarse de forma responsable y sostenible, donde hay algunas reglas y regulaciones que deben seguirse a nivel país bajo las normas establecidas por las instituciones de gobierno. Es decir, requiere una inversión de tiempo, conocimientos, dinero y recursos, pero vale la pena el esfuerzo.
Al elegir a las personas correctas para que se conviertan en apicultores, podemos asegurarnos de que tengan los conocimientos y la experiencia suficientes para manejar las abejas de manera adecuada. Necesitamos asegurarnos de que comprendan la importancia de proteger a las abejas de enfermedades, parásitos y otras amenazas. Además, debemos asegurarnos de que puedan identificar qué plantas proporcionarán la mejor nutrición para sus colmenas, sembrar cercas vivas y reeducar a las personas con programas de conciencia ambiental y a los niños enseñarles la importancia de este insecto.
La pregunta entonces es: ¿Las abejas eligen a las personas adecuadas?
Si bien no hay una respuesta definitiva aquí, se cree que las abejas pueden sentir si alguien encaja bien o no. Por lo tanto, tener una mente abierta cuando se trata de seleccionar apicultores potenciales podría ser beneficioso para asegurar colmenas exitosas en el futuro.
Sensorial Sunsets en colaboración con María Elena Naranjo Prado
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