La zona sur de Costa Rica es uno de los lugares más bellos, conocido por su flora y fauna, pero lo que más resalta es el clima y que con su gran extensión y altimetría envuelve una amplia biodiversidad y a esto se le suma que los terrenos tienen influencia de las dos vertientes, Pacífica y Atlántica.

Conocida también como la Región Brunca, comprende la porción suroeste del país, desde Playa Dominical hasta la Península de Osa y Punta Burica, en la frontera con Panamá. Con diversos bosques, logra cubrir distintos ecosistemas junto con su gran ubicación entre el Océano Pacífico y la Cordillera de Talamanca.

Las rutas turísticas, son un recorrido que poseen un objetivo: permitir admirar paisajes, rememorar sitios históricos y disfrutar de aventuras, todo siguiendo un itinerario. Estas zonas con diversos atractivos, están hechos para admirar la geografía natural y a su vez humanizada.

Eduardo Granados, director de Osa Verde y mar, ha desarrollado durante los últimos años distintas actividades turísticas, deportivas y culturales que inician con un recorrido por la zona sur para después pasear por tres destinos colindantes al Parque la Amistad y así,  admirar una pincelada de la belleza del país. Este recorrido consta de tres estaciones importantes:

Olan

El lugar que el tiempo olvidó.

Un lugar visitado es Olan, sus primeros pobladores llegaron en 1972 buscando terrenos para la ganadería. Actualmente, el pueblo sigue teniendo una población limitada de cerca de 90 personas. La capilla es el punto más emblemático del lugar, donde se encuentran algunas cabinas para visitantes, una biblioteca, un comedor y un mirador. Es una construcción que imita una pequeña ciudad con un oratorio, rodeada de bosque y muchos colores que aportan las flores. En el lugar, los visitantes tienen contacto con la paz y sensaciones para los sentidos que ofrece. Para llegar se debe de viajar al menos 30 kilómetros por carretera de piedra desde Buenos Aires. El propietario, John Howard, ha creado una propiedad temática con controversias político-religiosas, además, ha habido polémica al ocupar territorio indígena. 

Valle del Silencio 

Un poco más al sur, ingresando hacia San Vito por Paso Real, encontramos el cruce Las Tablas, desde allí nos trasladamos hasta El Carmen y Altamira de Biolley. Estas comunidades tienen como sus principales actividades la ganadería, café y otros productos agrícolas. Una vez llegando a Altamira, la comunidad se reúne con un grupo de vecinos, especialistas de la región, organizados para desarrollar una caminata de 15 kilómetros con aproximadamente 8 horas hasta el valle del Silencio, justo en el punto de encuentro de las dos vertientes. Esto es debido a los diferentes pisos altitudinales. Se empieza por los bosques pre-montanos de la vertiente pacífica, hasta los bosques nublados del roble en la vertiente del Caribe. Aunque no se observa mucha fauna, las aves, las plantas y los reptiles poseen un endemismo muy alto. Una de las caminatas más hermosas y poco conocidas dentro del territorio costarricense.

Cerro Kamuk

El cerro Kamuk es una montaña en la base de las colinas y de las montañas del Parque internacional La Amistad. Volviendo a la carretera principal de ingreso a San Vito por Paso Real, donde se encuentra el Cruce Clavera, se trasladan a Potrero Grande. Aquí, se puede hacer ingreso al parque Nacional, por el puesto de guardaparques. A partir de este momento, se inicia una experiencia de 5 días hasta el Cerro Kamuk, situado en la vertiente Atlántica. La fauna presente y la amplia colección de flora en conservación, en conjunto con zonas no exploradas por el ser humano, hacen que esta experiencia sea única; también las comunidades cercanas sorprenden con el desarrollo de productos alternativos como producción de mora y derivados.

El Cerro Kamuk y el Valle del Silencio, se encuentran dentro del Parque Internacional La Amistad. Uno de esos rincones especiales, conocido por su encanto y su belleza. Declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad y reserva de la biosfera, conforma el área silvestre protegida más grande de Costa Rica.

Estos puntos, desarrollados por Eduardo Granados, combinan la infraestructura necesaria, la cual puede ir de pequeños establecimientos de expendio de comidas o abastecedores abiertos al público, hasta restaurantes y hoteles de paso. Se encargan de crear oportunidades de vacacionar de forma única, es decir incentivar la aventura lejos de los caminos asfaltados que comúnmente conocemos. 

Estos centros turísticos montañosos, tienen vistas panorámicas increíbles y los pueblos que los rodean hacen que el ambiente de la zona sur sea cálido, creando una atmósfera que conecta con la naturaleza y a la vez muestra la vida cotidiana en estas zonas alejadas. La región, tiene amplias áreas sin electricidad y aunque eso puede ser poco atractivo, es lo que más caracteriza este lugar ya que la observación de estrellas y los emprendimientos turísticos, se han encargado de identificar esa carencia como una fortaleza. 

Autores: Equipo Sensorial Sunsets en colaboración con Eduardo Granados.